Aquí, escribía Papus, ya no se trata de la luz reflejada para iluminar el espíritu, como en la carta precedente, sino de la luz directa de Dios que se expande a raudales. El muro señala los límites del mundo material, y los dos niños simbolizan los fluidos, positivo y negativo, del ser naciente. Es un tanto forzada la interpretación cabalística que une al Sol con qof, la letra hebrea que expresa jeroglíficamente un arma cortante, algo útil para la defensa propia; de aquí deriva, según Papus, la idea de existencia material, de nutrición, de ascensión hacia Dios.
miércoles, 8 de diciembre de 2010
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