“Hijo del poder de las aguas”: así se describe El Carro en la tradición iniciática con la que estaba relacionado Crowley. El guerrero muestra la copa del Santo Grial, que se custodia en el recinto que representa el baldaquín, es decir, el interior de cada ser humano. Los cuatro animales que se encuentran en la base recuerdan la célebre visión del profeta Ezequiel; Crowley ve en ellos los símbolos de los poderes (saber, querer, osar y callar) que permiten conquistar las dimensiones superiores de la materia, el intelecto y el espíritu.
jueves, 2 de diciembre de 2010
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