
Según Papus, esta mujer alada y coronada de estrellas representa a Horus en el mundo divino, es decir, al santo espíritu, la fuerza animadora universal. Desde el punto de vista cabalístico corresponde a la letra hebrea ghimel, jeroglífico de la garganta, de la que deriva la idea de recinto, del lugar en el que cobra forma la palabra concebida en el cerebro. Este concepto también se aplica a la generación material, intelectual y espiritual, de la que la Emperatriz constituye el símbolo.
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