
Un ángel, vestido de rojo y blandiendo en la mano izquierda una espada llameante, está suspendido en el cielo, tocando una larga trompeta. En el suelo, bajo el ángel, las tumbas se abren y salen de ellas los muertos, algunos de los cuales se arrodillan para rezar. No está claro el motivo por el que Etteilla dio a esta carta de El Juicio el número 16; aún así, su versión es casi idéntica a la original del siglo XVIII y con el mismo mensaje adivinatorio de proceso, arbitraje y opinión personal, o, si está invertida, de prejuicio o injusticia.
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