Un noble egipcio ofrece un objeto a una mujer mientras un sacerdote, revestido con las vestimentas sagradas, lee las fórmulas rituales. Es evidente que se trata de un matrimonio, al cual Etteilla atribuía un significado alquimístico: la unión de la polaridad masculina con la femenina marca el retorno a la androginia primitiva, según una interpretación herética del Génesis bíblico (1:27): “Dios creó el hombre a su semejanza (…) macho y hembra lo creó.”. En la secuencia establecida por Etteilla, esta sigue a las cuatro virtudes.
jueves, 9 de septiembre de 2010
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