El esoterista francés transformó por completo esta carta, le otorgó el número 6 y la llamó “cielo”. Representa la separación de la luz y las tinieblas realizada por Dios en el primer día de la Creación tal como se lee en el libro del Génesis, cuando la esfera celeste se divide entre las aguas superiores y las inferiores. Desde el punto de vista adivinatorio, el “cielo” representa revelación de los secretos, el nacimiento de las pasiones amorosas, el encuentro con la verdad y el éxito en las iniciativas personales.
sábado, 4 de septiembre de 2010
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