El esoterista suizo, coherente con sus ideales de la masonería y los Rosacruz, vio en esta figura un símbolo alquimístico de la “Obra al Negro”, la fase del recorrido interior en la que tiene lugar la muerte simbólica del iniciado. Éste en las tinieblas de una habitación, reflexiona sobre sus propios condicionantes psíquicos y se desnuda de la máscara cotidiana y de los pensamientos parásitos; así se libera de la prisión del ego y de las cadenas de prejuicios que limitan el pensamiento, hasta que, completamente liberado al fin, renace a una nueva vida.
lunes, 3 de enero de 2011
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