La aparición de este arcano obliga al hombre a enfrentar la energía en su estado puro e indiferenciado. Es la fuerza pura de la libido, que provoca la eclosión de las fuerzas de la naturaleza, vivificadoras o restrictivas, y representa al dios Pan, dador de la vida y señor de la fecundidad.
Si con el arcano de la Fuerza el hombre se enfrenta a su propia sombra, con el Diablo tiene que afrontar la sombra del inconsciente colectivo, sus miedos y sus limitaciones, e integrarlos a través de la comprensión de la verdad.
Este arcano corresponde al arquetipo de Satán, imagen que las religiones cristianas asocian con el mal y que la tradición esotérica relaciona con la ignorancia, la restricción y la mediocridad. Pero Satán es Lucifer, el arcángel caído portador de la Luz, y si el hombre consigue traer su poder a la esfera consciente de manera controlada, las fuerzas de la oscuridad se transformarán en los poderes de la Luz e iluminarán su camino.
Si con el arcano de la Fuerza el hombre se enfrenta a su propia sombra, con el Diablo tiene que afrontar la sombra del inconsciente colectivo, sus miedos y sus limitaciones, e integrarlos a través de la comprensión de la verdad.
Este arcano corresponde al arquetipo de Satán, imagen que las religiones cristianas asocian con el mal y que la tradición esotérica relaciona con la ignorancia, la restricción y la mediocridad. Pero Satán es Lucifer, el arcángel caído portador de la Luz, y si el hombre consigue traer su poder a la esfera consciente de manera controlada, las fuerzas de la oscuridad se transformarán en los poderes de la Luz e iluminarán su camino.
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