Con el arcano IV penetramos en el reino del orden y de la concreción de lo abstracto, es decir, de la materia. Es el mundo de lo masculino, activo y solar, complemento del femenino receptivo de la Emperatriz.
Si La Emperatriz nos habla de inteligencia y sentimiento, El Emperador nos muestra el orden y la voluntad necesarias para organizar el mundo. Él es el poder creativo masculino, fecundador de la Naturaleza, el arquitecto que diseña los planos de las formas materiales. Y su acción se manifiesta a través de las estructuras, tanto en el reino de la naturaleza (estructura del átomo, etc.) como en el terreno humano (la sociedad, la ley, la familia). En una palabra, es el Demiurgo, ser que, según la filosofía platónica, construye el mundo y al hombre a partir de la materia.
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