
El ocultista suizo dio un giro importante a las cartas de Tarot cuando cambió la tradicional imagen del prestidigitador por la de un adepto a la Magia Trascendental, que muestra los símbolos de su oficio: la copa de los sacrificios rituales llena de sangre, el pentáculo por medio del cual se dominaban las fuerzas de la naturaleza, el bastón para captar y dirigir los efluvios del ambiente, la espada de acero que se emplea para cortar y dividir. Entre los principios sugeridos por Wirth queda subrayado el “principio de autocreación”, es decir, la capacidad de actuar sobre uno mismo y sobre el mundo por medio de la magia.
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