En el proyecto de Pitois, esta carta debía representar un sol radiante iluminando a dos niños, pero en su lugar muestra una sola figura, una joven que levanta los brazos hacia los beneficiosos rayos que irradia el disco solar de Atón. Pero el significado que Pitois asigna a la imagen no cambia: es el símbolo de la felicidad derivada de una vida sencilla y de la templanza de los deseos. El esoterista francés alude también a la luz de los misterios, que ilumina a quien la dirige correctamente y fulgura a quien ignora su poder o abusa de él.
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