La Estrella llameante de ocho rayos rodeada por los siete planetas simboliza, según Pitois, el “Apocalipsis del destino”, es decir, la revelación de los cambios inmediatos. La muchacha, que derrama los fluidos de la Vida Universal contenidos en las copas de oro y plata, es el emblema de la esperanza que se mantienen incólume aún en los días más tristes. La flor es el símbolo de la resurrección más allá de la tumba. “Pase lo que pase en tu vida –decía el esoterista-, no destruyas la flor de la esperanza y recogerás los frutos de la fe”.
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