Pitois relacionó el Diablo con Tifón, nombre griego de Set, el terrible adversario de Osiris, el benéfico dios solar. En efecto, Set, que aquí es una extraña mezcla de cocodrilo e hipopótamo, era la divinidad del desierto, de la sequía y de las aguas estériles. Este monstruo, que Pitois definió como “genio de las catástrofes”, surge de un abismo por encima de dos hombres encadenados que agitan una antorcha. Según el esoterista francés, “es la imagen de la fatalidad que se abate de repente en algunas vidas, como la erupción de un volcán, y que arrolla tanto a los grandes como a los pequeños, tanto a los poderosos como a los débiles”.
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