Esta carta del Tarot nos muestra la otra luminaria de nuestro mundo, el Sol; pero si bien en el arcano anterior, La Luna, el hombre se enfrentaba a los peligros del alma cuando es seducida por el mágico poder de la hechicera de la noche, el arcano XIX permite al hombre que ha conseguido llegar más allá de los límites del inconsciente lograr un acercamiento al centro místico bajo la luz protectora del Sol de la consciencia.
Gracias a este arcano, el hombre supera sus miedos y sus dudas, y aprende a mantener encendido el fuego interior de su espíritu, ese fuego que se convierte en la luz que le permite discernir el verdadero sentido de las cosas.
Por tanto, la aparición de este arcano lleva al hombre a la totalidad psíquica, perdiéndole la comunión de la consciencia con el inconsciente, a pesar de que todavía permanecen separados; así, ambos niños se encuentran a un paso de la plena integración. Además, el Sol manifiesta la aceptación y la colaboración activa por parte del hombre en la realización del Gran Plan de la Creación.
Gracias a este arcano, el hombre supera sus miedos y sus dudas, y aprende a mantener encendido el fuego interior de su espíritu, ese fuego que se convierte en la luz que le permite discernir el verdadero sentido de las cosas.
Por tanto, la aparición de este arcano lleva al hombre a la totalidad psíquica, perdiéndole la comunión de la consciencia con el inconsciente, a pesar de que todavía permanecen separados; así, ambos niños se encuentran a un paso de la plena integración. Además, el Sol manifiesta la aceptación y la colaboración activa por parte del hombre en la realización del Gran Plan de la Creación.
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