Cuarto Ternario
Espíritu: IV El Emperador. El arcano implica que el hombre pone a contribución todo el autodominio y la fuerza de voluntad que impregna su espíritu.
Alma: XI La Fuerza. El individuo tiene ante sí el reto de alcanzar la culminación y el pleno dominio de su fuerza psíquica.
Cuerpo: XVIII La Luna. Para conseguirlo tiene que tomar conciencia de las fuerzas que rigen los procesos pasivos y, por lo tanto, femeninos de su parte material.
Conclusión: El hombre descubre que es a través de su voluntad espiritual como va a conseguir el pleno dominio de su fuerza anímica. Esta evidencia le permitirá conocer y manejar de forma adecuada las fuerzas pasivas que han regido su vida hasta el momento presente.
Quinto Ternario
Espíritu: V El Papa. El hombre aprende de las experiencias y desarrolla un fuerte sentido espiritual que le lleva por el camino de la devoción y el misticismo.
Alma: XII El Colgado. Con la renuncia a los placeres materiales consigue el dominio de sí mismo.
Cuerpo: XIX El Sol: El proceso le conduce hasta el completo control de su cuerpo, y a la adquisición de un mayor grado de energía vital.
Conclusión: El hombre no debe olvidar que el aprendizaje de la vida le llega de las experiencias que acumula en su camino. Así es como desarrolla una gran espiritualidad que le lleva a sacrificar los placeres efímeros de la materia en pos de una mayor energía vital.
Sexto Ternario
Espíritu: VI El Enamorado. El hombre consigue eliminar la dualidad a través de su proceso espiritual, conquistando con ello un equilibrio perfecto.
Alma: XIII La Muerte. Ello lleva al iniciado a un verdadero renacimiento, en el que consigue una gran renovación anímica.
Cuerpo: XX El Juicio. El iniciado toma conciencia de la importancia del propio cuerpo como templo del espíritu.
Conclusión: Al conseguir la eliminación del concepto de dualidad, el hombre alcanza a conquistar una nueva vida anímica; del mismo modo, se orienta hacia una apreciación en su justo valor del cuerpo físico, en su condición de receptáculo de las energías del alma y reflejo material de su espíritu.
Séptimo Ternario
Espíritu: VII El Carro. Este arcano atestigua la perseverancia del espíritu humano, que evoluciona y se transforma a través de los diferentes vehículos o medios por lo que el hombre se manifiesta.
Alma: XIV La Templanza. El hombre utiliza la mezcla adecuada de sus energías anímicas.
Cuerpo: XXI El Mundo. Por fin, el iniciado ha conquistado el control absoluto sobre las fuerzas materiales, tanto de su cuerpo como del mundo que le rodea.
Conclusión: El espíritu inmortal del hombre es el protagonista de un acto vital y continuo, de perseverancia en su empeño de evolucionar y controlar la energía de su alma, para así cumplir el gran sueño de conquistar, con dicha energía, el mundo sensible y material.
Extraordinario Post Expuesto, excelente resumen, agradecido por permitir,compartir experiencia en este tema.
ResponderEliminarEl iniciado en tarot, por medio de las cartas se enmarca en diferentes caminos.
Conectando fronteras y universos infinitos de ideas.
Esperando Pronta Respuesta…